Pasó el sábado, pero pasa todos los días. Por la fecha 19 de la Primera D, el líder Dock Sud cerraba el año como local ante Juventud Unida. Fue empate, 1-1, pero el resultado quedó en el olvido: sobre el cierre del partido los barras locales rompieron el alambrado e ingresaron en malón al campo de juego para robarle la ropa a los jugadores.
Se acercaba el final, los jugadores de Juventud Unida sabían lo que se venía, entonces se arrimaban cada vez más a la puerta del túnel, para escapar rápido al vestuario. Cuando el árbitro, Rodrigo Pafundi, pitó el final, miró sobre su hombro izquierdo y empezó a correr.
Con el sonido del silbato, los hinchas ingresaron al campo de juego, capturaron a los jugadores de su equipo y entre tres, cuatro y cinco barras, le sacaban la camiseta, el pantalón, medias, vendas, botines, y hasta los guantes al arquero Pablo Hourcade, que se tomó a golpes de puño con un barra para no perder sus pertenencias.
Una vez que los jugadores quedaron desnudos, los barras siguieron el saqueo en la tribuna. El que había conseguido una camiseta, o un souvenir, tenía que defenderlo a las piñas con otro barra que quería robarle el botín. La Policía, alrededor del campo de juego, un espectador de lujo
via Clarin
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