Desde que en 2007 estalló la crisis ya son más de 350.000 familias las que se han quedado sin hogar. Lejos de que el problema desaparezca, cada día aumenta el número de personas que se van a la cama sin saber si al día siguiente podrán seguir en sus casas.
Lo curioso de este asunto, es que lejos de ser una nacionalización -como llevamos tiempo reclamando desde DRY, entre otras cosas- se trata de una intervención y "saneamiento" con dinero público, esto es, pasan a ser del Estado los activos tóxicos y aquello que no va a dar ningún tipo de dividendo ni resultado (se pone dinero público para tapar el agujero de una gestión nefasta que han organizado los que han sido responsables de la organización incluido el Banco de España), dejando el resto en manos privadas.
En vez de aprovechar la oportunidad para crear una verdadera banca pública, al servicio de las necesidades sociales, se vuelve a ayudar a los bancos, con una paradoja más que obscena: con el 5% del dinero invertido en su rescate, se podrían evitar del orden de 100.000 desahucios
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