LPOComo adelantó LPO, el bloque K hizo una maniobra para imponer a los camporistas. Los hizo jurar sin quórum.
DyN
Cristina Kirchner logró imponer a dos integrantes de La Cámpora en la Auditoría General de la Nación en medio de una sesión escandalosa en la que incluso algunos diputados del Frente para la Victoria amenazaron con rebelarse y la oposición se retiró porque consideró inválido el trámite, al no reunirse los dos tercios para incorporar el tema. Como anticipó LPO en exclusiva, el secretario de Justicia, Julián Álvarez y el presidente del Banco Nación, Juan Forlón –que renunció hoy mismo a su cargo para que lo designaran en la AGN- juraron como auditores en medio de los abucheos de la oposición, que se retiró del recinto durante la maniobra del kirchnerismo.
El objetivo de la presidenta es controlar al próximo gobierno -que parece descontar encabezará Macri- con los miembros de la agrupación política de su hijo Máximo.
La tensión comenzó en la reunión de bloque. El sanjuanino Enrique Tomas consideró inoportuno nombrar auditores en medio de una campaña para el ballotage. "Puede interpretarse como un signo de debilidad", sugirió.
Lo apoyó la jujeña Mariela Ortiz, pero Juliana di Tullio cerró rápido el debate: "Es un pedido de la presidenta, porque los auditores van a meterse en su gestión", explicó. O sea, Álvarez y Forlón tendrán la misión de cajonear los expedientes sobre el Gobierno de Cristina.
La propia Presidenta se lo comunicó ayer en la Quinta de Olivos, con la misión de mantener los nombres en secreto, frustrada cuando fueron revelados por LPO.
La jefa de bloque no pareció convencer a todos, porque a la hora de la sesión no podía reunir el quórum y obligó a Julián Domínguez a dejar la presidencia acéfala para que los opositores no pidieran suspender la sesión.
Recién se sentó dos horas después, cuando había 129 acompañándolo, entre ellos el santafesino Antonio Riestra, del bloque de Claudio Lozano. También resultó clave el aporte de aliados recientes como Darío Giustozzi y Eduardo Fabiani, ex del Frente Renovador.
Para hacer tiempo, Domínguez había pactado de apuro hacer un homenaje al nuevo busto de Néstor Kirchner, que fue inaugurado hace una semana en el Senado.
Para hacer tiempo mientras conseguían el número para llegar al quórum, Domínguez improvisó un "homenaje" al nuevo busto de Kirchner.
Pero el mayor problema sería otro. Para mantener el secretismo, Di Tullio incurrió en una desprolijidad que puede derivar en impugnaciones contra Álvarez y Forlón, que tal vez haga la oposición.
No incluyó el tema en el orden del día de la sesión especial, con temario reservado por el oficialismo y pidió incorporarlo en plena sesión con una moción de orden. El jefe de bloque radical, Mario Negri, solicitó que se avalara con dos tercios, por tratarse de una incorporación fuera de orden.
Pero el presidente de la Cámara, Domínguez aceptó la moción por mayoría simple y el oficialismo se impuso con 127 votos, o sea, si el resto del recinto se vaciaba no hubiera podido votar.
Cuando reaccionaron, los opositores se fueron pero al kirchnerismo no le importó nada e hizo jurar a Álvarez y Forlón sin quórum. Parados al lado de sus bancas, los diputados del resto de los bloques los insultaban pero los camporistas se burlaban y juraban con la seña de la V.
La macrista Laura Alonso denunció que a diferencia de Forlón, "Julián Alvarez no renunció a la Secretaría de Justicia", lo que representa según ella "otro argumento para invalidar la designación ilegal de hoy".
Teresa García debió correr por los pasillos para recuperar la mayoría propia y cumplir con el temario previsto, que incluía otras leyes reclamadas por La Cámpora como la creación de unInstituto de Juventud, con cinco organismos que le darán más empleo a los amigos de Máximo.
Antes, el mendocino Guillermo Carmona estiró 10 minutos su discurso sobre la ley que celebra el fallo de la ONU contra los fondos buitres. "Están con la vieja estrategia de estirar los discursos. Es una vergüenza. Hicieron jurar a dos pibes como ladrones para darle un conchabo", gritó Graciela Camaño.
El secretario de Telecomunicaciones, Norberto Berner, vio como se votaba sin debate la ley que declara de interés público la adjudicación a Arsat del remanente de 4G, con la principal intención de evitar que se lo quede Clarín. La sesión ya se había desmadrado para siempre.
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