Con una inflación alta y los sueldos o los ingresos subiendo por detrás (muchas veces sin alcanzarla), no es raro que cubrir todos los gastos de tu casa sea cada vez más difícil.
Así, es muy probable que tengas que adecuar (poco o mucho) tu forma de vida para que la plata te alcance.
Pero no es cuestión de eliminar gastos porque sí. Si lo hacés manera inteligente, podrás usar tu dinero de forma más eficiente y esto será más sostenible en el tiempo.
En una nota anterior de este sitio (mirá “La plata no me alcanza ¿qué gastos puedo recortar?”) vimos que antes que nada hay que dividir nuestros gastos en cuatro rubros: básicos fijos, básicos variables, no básicos fijos y no básicos variables. Y que lo mejor para ir reduciendo es empezar de atrás para adelante en esta lista.
Aquí vamos a ver algunas acciones concretas para tomar en tiempos de crisis, en los cuales es difícil que los ingresos aumenten más que la inflación. Aunque esta situación puede ser transitoria, muchas veces después quedamos en un nivel más bajo y no siempre podemos recuperar los gastos que reducimos.
1-Gradual. Salvo que el “rojo” de nuestras cuentas sea muy grande, lo mejor es empezar a reducir gastos de a poco y, como dijimos antes, empezar por lo superfluo y luego seguir por lo más necesario.
Por ejemplo, si vemos que se nos va mucho dinero en comida comprada fuera de casa, podemos empezar comprando menos en lugar de eliminar definitivamente este gasto.
2-Esparcimiento. Es, por supuesto, el rubro que siempre miramos primero a la hora de recortar. Pero no es necesario eliminar las salidas o la distracción familiar del todo; se trata de buscar opciones más baratas (entradas al cine con descuento, ubicaciones de espectáculos más económicas, lugares más baratos para comer afuera). En última instancia, una salida familiar al aire libre es una buena alternativa.
3-Costos administrativos y financieros. Mucha gente no le presta atención pero pueden ser muy importantes si sumamos todos los meses del año. Tener más de una o dos tarjetas, abrir cuentas en varios bancos, o paquetes de cuentas o productos bancarios que no usamos, encarecen estos costos. Hacé un esfuerzo y conocé cuánto te cuesta cada uno.
4-Deudas. Las cuotas de préstamos, tarjetas y otras deudas suelen ser una carga bastante pesada en un presupuesto familiar. Tratá de reducir aquellas que tengan altos costos de intereses, sobre todo, si son deudas atrasadas que se están convirtiendo en una “bola de nieve” (como cuando abonás solo el pago mínimo de tu tarjeta de crédito). Aprovechá el aguinaldo para cancelarlas (leé “ Tres razones para mantener tus deudas bajo control”).
5-Seguros. Estos son gastos necesarios cuando están destinados a cubrir eventualidad del auto, la casa o la propia vida. Pero ¿tenés contratado el mejor plan disponible? En épocas de recorte, no viene mal pedir cotización en varias compañías para comparar (ojo, también valorá la seriedad de la empresa que te brinda el seguro).
Por otra parte, muchas veces tenemos contratadas pólizas que ni sabemos: nos la ofrecen en forma telefónica o personalmente, y nos la debitan de nuestra cuenta bancaria o nuestra tarjeta de crédito. Volvamos a analizar si son realmente necesarias.
6-Facturas de luz, agua y gas. Hacer un uso eficiente de estos recursos no sólo es bueno para el medio ambiente sino, fundamentalmente, para tu bolsillo. Recordá que este año el gas pegará un salto (escalonado en tres veces) y el costo será mucho más notorio (“Cómo son las subas de la tarifa de gas”), que el agua también sube y, en muchos lugares del país, la energía eléctrica tiene tarifas más altas. Mirá “Cómo ahorrar electricidad en tu casa”, “10 consejos para ahorrar gas en tu hogar”)
7-Indumentaria: poco, pero útil. Más que nunca, la compra de ropa y calzado tiene que estar en relación con tus necesidades (no con lo que te gustó en una vidriera): analizá qué prenda necesitás, con qué la vas a combinar, en qué situación la vas a usar, etcétera. Si no te alcanza para todo, priorizá lo más urgente. Aprovechá las ofertas y los descuentos, pero no te tientes con cosas que no necesitás solo porque están rebajadas.
8-En el súper. Más allá de que todos los meses necesitamos comer y limpiar la casa o lavar la ropa, es muy probable que aquí también podamos recortar algunos gastos. Antes de ir a comprar, armá una lista con lo que necesitás y tratá de no desviarte; aprovechá si tenés días de descuento; y cambiá a marcas más económicas.
9-Transporte. Si usás el transporte público, no hay mucho donde recortar. Pero si usás el auto, tratá de optimizar su uso porque la nafta está carísima: combiná con otros padres vecinos para llevar a los chicos a la escuela o con compañeros de trabajo para ir a la oficina; si tenés dos autos, tratá de usar uno sólo.
En autos nafteros, según tu consumo anual te puede convenir instalar GNC. Es mucho más barato que la nafta y, con lo que te ahorrás por mes, podés pagar la cuota de la instalación. Todo depende los kilómetros que hagas al año y cuántos años pienses tener el auto.
10-Medicina prepaga. Este es un rubro que no podemos eliminar. Sin embargo, un tema a tener en cuenta es el plan que contratamos. Muchas veces queremos tener la mayor cobertura para no pagar ni un peso una consulta, o para que nos cubran la totalidad de prácticas, medicamentos, etcétera. Lo que nos deberíamos preguntar es si la diferencia que pagamos por año no es mucho mayor a lo que usamos todos esos beneficios.
Por supuesto, es básico que tengamos una cobertura para enfermedades o situaciones graves, que requieran grandes desembolsos de dinero pero hay otras cosas que, quizá, nos convenga pagarlas solo cuando las necesitemos. Obviamente, esto dependerá de cada familia y situación. Es el último punto que uno quiere tocar, pero a veces es necesario evaluarlo.
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