El Senado convocó para mañana a las 15.30 a una sesión especial pedida por el bloque Frente para la Victoria-PJ con dos temas molestos para Macri: el control al endeudamiento externo y la prohibición a los despidos por 180 días, que el presidente anticipó que vetará si se sanciona.
Si no puede bloquearla, el Gobierno apuesta a una jugada de último recurso que es pedir la nulidad del proyecto, porque no pasó por la comisión de Presupuesto, encargada de tratar cualquier tema que implique una erogación de recursos.
Los senadores peronistas trataron el proyecto del pampeano Daniel Lovera para impedir despidos, que no había sido girado a Presupuesto porque no incluía la doble indemnización. Hábiles en la rosca parlamentaria, la incorporaron cuando en la Comisión de Trabajo y lo mandaron al recinto para debatirlo mañana.
En Cambiemos pedirán anular el dictamen, pero saben que no será nada fácil porque el reglamento no menciona un trámite específico de los dictámenes de comisión que no sea tratarlos en no menos de una semana.
“Si (Gabriela) Michetti manda el tema a votación, vamos a perder y todo termina ahí”, se lamentaba esta tarde una de las espadas del PRO. La otra opción será pedirle a Emilio Monzó que invalide el proyecto cuando le llegue y demore su tratamiento.
Como adelantó LPO, el presidente de la Cámara de Diputados es una vez más la única esperanza de Macri para evitar un fracaso legislativo. Su plan, justamente, consisten en cajonear las leyes anti despidos en la Comisión de Presupuesto.
En el Gobierno aún hay esperanza de una efectiva presión de Rogelio Frigerio para torcer a los gobernadores y bajar votos del FpV-PJ, pero no era una tarea fácil porque además de los 39 de esa bancada, varios opositores anticiparon su apoyo en comisión.
Es el caso de los pampeanos Norma Durango y Daniel Lovera, el sindicalista Neuquino Guillermo Pereyra, el massista Roberto Basualdo (pidió un aliciente a las Pymes) y Magdalena Odarda y Jaime Linares, del Frente Progresista.
Si se suma la autonomía del salteño José Luis Romero y la furia de los puntanos Adolfo Rodríguez Saá y Liliana Negre de Alonso, molestos porque no amplían la Corte Suprema de Justicia y les dan un lugar, el Gobierno debería cerrar con casi todos los gobernadores peronistas para cerrar el recinto.
Es que el tema es tan álgido que a ningún senador peronista le simpatiza quedar marcado como el artífice de bloquear el proyecto y ser responsable de los próximos despidos de su provincia.
Tampoco a los gobernadores, aunque estén apretados por sus necesidades financieras. Un dato: durante la reunión de comisión la catamarqueña Inés Blas, cercana a Lucía Corpacci, relató cómo las mujeres de los desempleados de la construcción le piden leche para sus hijos.
Por otra parte, el proyecto sobre regulaciones a la deuda externa no es bienvenido por el Gobierno, pese a que el dictamen tuvo la firma de los senadores de Cambiemos.
Pero antes habían bloqueado tres veces el plenario de comisiones de Economía y Presupuesto, donde lograban impedir el quórum con ayuda del santiagueño Gerardo Zamora (ya un aliado PRO) y el tucumano José Alperovich, quien tras dos faltazos apareció y firmó el dictamen. Ese día, la gestión de frigerio con el gobernador Juan Manzur no fue suficiente.
Ambos volvieron a dejar su silla vacía el martes, cuando se trató la ley antidespidos, pero sus compañeros de bloque tenían una jugada preparada para no necesitarlos. Y así fue.
viaLPO
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