Buenos Aires, septiembre 29 - Nacida en principio para publicitar una marca de electrodomésticos que le exigió a Joaquín Salvador Quino Lavado que creara un personaje cuyo nombre empezara por la letra “M”, Mafalda cumple 50 años. Su primera aparición pública fue en la revista semanal Primera Plana, un 29 de septiembre de 1964.
“Surgió como surgen estas cosas, sin pensarlo demasiado. Fue un encargo de una agencia de publicidad que después derivó en otra cosa que no tenía nada que ver”, explica el propio Quino.
Los ejes que marcaron las tiras del dibujante argentino siempre fueron el mundo, la paz, la política, y el poder, y la pequeña que odia la sopa es el personaje más famoso de sus más de 60 años de carrera.
Actualidad. Quino se muestra sorprendido por la actualidad de lo que dibujó “hace 40 o 50 años”, pues le bastaron 9 años para darla a conocer mundialmente (se publicó hasta 1973) y que su vigencia siga intacta. “Mucha tecnología, pero el resto sigue igual”, añade el autor, que cumplió 82 años en julio.
“Cada idea de Mafalda me llevaba cuatro horas de pensar ahí, en mi mesa de dibujo”, detalla, y reconoce que el mensaje sería el mismo que cuando él empezó a plasmar su visión del mundo a través del cómic: “Que encontremos la paz en este mundo”.
Celebración. La niña nacida del lápiz de Quino tiene ahora su mayor fiesta en la Biblioteca Nacional en Buenos Aires, Argentina, en la muestra Mafalda en su sopa, que podrá verse hasta diciembre.
En la exhibición se pueden apreciar bocetos originales e inéditos, y para contar a la niña que odiaba la sopa desde quienes la leyeron, la exposición comparte la correspondencia que Quino mantuvo con sus lectores durante cincuenta años.
Se encuentran además las chapas de impresión o los papeles de calcar que Quino usaba para copiar los dibujos, cuando el autor todavía no tenía el estilo que lo caracterizaría. La muestra también dedica un sector a los destinos más curiosos que los lectores le dieron a Mafalda, como los carteles de calles en Bélgica y Francia con su nombre, o un local de comidas europeo.
Paradoja. Y aunque las guerras del siglo XXI son otras que las que inquietaban a la pequeña Mafalda décadas atrás, Quino lamenta que sigan existiendo y considera que es una de las mayores paradojas a las que se enfrentan los niños.
“¿Por qué me dicen que hay que ser bueno y no pelearme con nadie, si los adultos no paran de hacer exactamente eso?”, se cuestiona el genial ilustrador argentino.
Hijo de inmigrantes malagueños, Quino confesó que su inquietud fue muy temprana, porque en su casa “se vivió muy dramáticamente” la Guerra Civil española, que estalló cuando él tenía tan solo cuatro años.
“Surgió como surgen estas cosas, sin pensarlo demasiado. Fue un encargo de una agencia de publicidad que después derivó en otra cosa que no tenía nada que ver”, explica el propio Quino.
Los ejes que marcaron las tiras del dibujante argentino siempre fueron el mundo, la paz, la política, y el poder, y la pequeña que odia la sopa es el personaje más famoso de sus más de 60 años de carrera.
Actualidad. Quino se muestra sorprendido por la actualidad de lo que dibujó “hace 40 o 50 años”, pues le bastaron 9 años para darla a conocer mundialmente (se publicó hasta 1973) y que su vigencia siga intacta. “Mucha tecnología, pero el resto sigue igual”, añade el autor, que cumplió 82 años en julio.
“Cada idea de Mafalda me llevaba cuatro horas de pensar ahí, en mi mesa de dibujo”, detalla, y reconoce que el mensaje sería el mismo que cuando él empezó a plasmar su visión del mundo a través del cómic: “Que encontremos la paz en este mundo”.
Celebración. La niña nacida del lápiz de Quino tiene ahora su mayor fiesta en la Biblioteca Nacional en Buenos Aires, Argentina, en la muestra Mafalda en su sopa, que podrá verse hasta diciembre.
En la exhibición se pueden apreciar bocetos originales e inéditos, y para contar a la niña que odiaba la sopa desde quienes la leyeron, la exposición comparte la correspondencia que Quino mantuvo con sus lectores durante cincuenta años.
Se encuentran además las chapas de impresión o los papeles de calcar que Quino usaba para copiar los dibujos, cuando el autor todavía no tenía el estilo que lo caracterizaría. La muestra también dedica un sector a los destinos más curiosos que los lectores le dieron a Mafalda, como los carteles de calles en Bélgica y Francia con su nombre, o un local de comidas europeo.
Paradoja. Y aunque las guerras del siglo XXI son otras que las que inquietaban a la pequeña Mafalda décadas atrás, Quino lamenta que sigan existiendo y considera que es una de las mayores paradojas a las que se enfrentan los niños.
“¿Por qué me dicen que hay que ser bueno y no pelearme con nadie, si los adultos no paran de hacer exactamente eso?”, se cuestiona el genial ilustrador argentino.
Hijo de inmigrantes malagueños, Quino confesó que su inquietud fue muy temprana, porque en su casa “se vivió muy dramáticamente” la Guerra Civil española, que estalló cuando él tenía tan solo cuatro años.
via aporrea.org
1 comentario:
que genialidad.... inmortal...
me pregunto si los muñecos de Manolito y Susanita están ahora ahí donde esta Mafalda... nunca los vi...
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