El polémico premio del $39 millones que arrojó una tragamonedas de Adrogué desnudó una maniobra destinada a eludir el suministro de información al ente regulador de juego y consecuente, disminuir los ingresos a la Provincia por aportes fiscales. Diputados del oficialismo bonaerense se negaron a avanzar en un pedido de informes.
Una máquina tragamonedas que generó un premio de casi U$S 39 millones en un bingo de Adrogué desnudó un mecanismo oscuro en el funcionamiento de los sistemas de control del Instituto Provincial de Lotería y Casinos de la provincia.
El mecanismo consiste en “tocar” las máquinas de manera tal que no reporten su funcionamiento al ente regulador del juego, una maniobra que afecta el erario público e influye luego en el aporte fiscal correspondiente. De este modo, a los “ojos” de Lotería y Casino, la máquina no estaba funcionando.
Por el contrario, las máquinas que pagan premio contribuyen por vía indirecta al Estado con el 34% de canon, más el 6% de ingresos brutos.
El caso puntual que dispara las sospechas ocurrió con una máquina fabricada por IGT, la principal empresa de producción de tragamonedas del mundo. Una pareja de Claypole que probaba suerte en una tragamonedas, denunciaron que la máquina les dio un premio de más de $39 millones pero las autoridades de la empresa les comunicaron que había sido un error provocado por el software y, como contrapartida, les ofrecieron en compensación 5.000 pesos.
Según versiones periodísticas, la pagadora llamó a una supervisora, quien a su vez llamó al encargado del local, quien trajo a dos técnicos, quienes apagaron la máquina, y aquí no ha pasado nada.
Por esta situación, el diputado provincial Mauricio D’Alessandro presentó un pedido de informes que por el que reclamó que la Lotería provincial informe, entre otros puntos, “la cantidad de máquinas tragamonedas que se encuentran conectadas al Programa Integral de Control y Monitoreo de Salas de Juego, denominado Hiparión” y también “los montos de premios máximos que arroja cada una de las máquinas conectadas al programa”.
En diálogo con La Política Online, D’Alessandro aseguró que “ahora, la empresa IGP va a decir que no reconocen ningún fallo y que la máquina tragamonedas estaba desconectada del Programa Integral de Control y Monitoreo de Salas de Juego”.
Para el legislador, es claro que esto no ocurre por primera vez y señala que el caso trascendió porque fue una máquina que arrojó un premio de $39 millones.
Para D’Alessandro, han existido, cuanto menos tres incidentes de similar naturaleza (denominados premios mistery), que según la empresa se trataban de un error, pero que debieron abonarse de todos modos”.
Además, consultado sobre un porcentaje de máquinas que podrían estar desconectadas del sistema online y que por consiguiente no aportan al fisco, el diputado dijo que “sería necesario estudiar la casuística”, pero estimó ese porcentaje en un 30 o 40 por ciento.
Según el portal El Diario del Juego, este episodio tiene similitudes con el ocurrido en octubre de 2006 en otra sala de bingos bonaerense ubicada en Lomas del Mirador. En esa oportunidad la máquina otorgó un premio de más de 35 millones de pesos. En este caso era una tragamoneda fabricada por la empresa española RFranco.
El ente auditor del funcionamiento del sistema informático de control online instalado por Lotería y Casino en el año 2003 pertenece a un centro tecnológico de la Facultad de Informática de la Universidad Nacional de La Plata.
Esa unidad académica cobra una cifra de $25 millones por año. Sin embargo, según D’Alessandro, en el caso del bingo de Adrogué, personal de ese ente auditor no pudo ingresar porque “alguien dio la orden específica impidiendo su ingreso”.
VIA LAPOLITICAONLINE
Una máquina tragamonedas que generó un premio de casi U$S 39 millones en un bingo de Adrogué desnudó un mecanismo oscuro en el funcionamiento de los sistemas de control del Instituto Provincial de Lotería y Casinos de la provincia.
El mecanismo consiste en “tocar” las máquinas de manera tal que no reporten su funcionamiento al ente regulador del juego, una maniobra que afecta el erario público e influye luego en el aporte fiscal correspondiente. De este modo, a los “ojos” de Lotería y Casino, la máquina no estaba funcionando.
Por el contrario, las máquinas que pagan premio contribuyen por vía indirecta al Estado con el 34% de canon, más el 6% de ingresos brutos.
El caso puntual que dispara las sospechas ocurrió con una máquina fabricada por IGT, la principal empresa de producción de tragamonedas del mundo. Una pareja de Claypole que probaba suerte en una tragamonedas, denunciaron que la máquina les dio un premio de más de $39 millones pero las autoridades de la empresa les comunicaron que había sido un error provocado por el software y, como contrapartida, les ofrecieron en compensación 5.000 pesos.
Según versiones periodísticas, la pagadora llamó a una supervisora, quien a su vez llamó al encargado del local, quien trajo a dos técnicos, quienes apagaron la máquina, y aquí no ha pasado nada.
Por esta situación, el diputado provincial Mauricio D’Alessandro presentó un pedido de informes que por el que reclamó que la Lotería provincial informe, entre otros puntos, “la cantidad de máquinas tragamonedas que se encuentran conectadas al Programa Integral de Control y Monitoreo de Salas de Juego, denominado Hiparión” y también “los montos de premios máximos que arroja cada una de las máquinas conectadas al programa”.
En diálogo con La Política Online, D’Alessandro aseguró que “ahora, la empresa IGP va a decir que no reconocen ningún fallo y que la máquina tragamonedas estaba desconectada del Programa Integral de Control y Monitoreo de Salas de Juego”.
Para el legislador, es claro que esto no ocurre por primera vez y señala que el caso trascendió porque fue una máquina que arrojó un premio de $39 millones.
Para D’Alessandro, han existido, cuanto menos tres incidentes de similar naturaleza (denominados premios mistery), que según la empresa se trataban de un error, pero que debieron abonarse de todos modos”.
Además, consultado sobre un porcentaje de máquinas que podrían estar desconectadas del sistema online y que por consiguiente no aportan al fisco, el diputado dijo que “sería necesario estudiar la casuística”, pero estimó ese porcentaje en un 30 o 40 por ciento.
Según el portal El Diario del Juego, este episodio tiene similitudes con el ocurrido en octubre de 2006 en otra sala de bingos bonaerense ubicada en Lomas del Mirador. En esa oportunidad la máquina otorgó un premio de más de 35 millones de pesos. En este caso era una tragamoneda fabricada por la empresa española RFranco.
El ente auditor del funcionamiento del sistema informático de control online instalado por Lotería y Casino en el año 2003 pertenece a un centro tecnológico de la Facultad de Informática de la Universidad Nacional de La Plata.
Esa unidad académica cobra una cifra de $25 millones por año. Sin embargo, según D’Alessandro, en el caso del bingo de Adrogué, personal de ese ente auditor no pudo ingresar porque “alguien dio la orden específica impidiendo su ingreso”.
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