La gente de éxito adopta algunos hábitos que resultan ser muy saludables para su tiempo libre, especialmente en los fines de semana o feriados.
Debido a que durante la semana por lo general están con agendas muy completas, parte de su estrategia personal y profesional es dedicarse tiempo de calidad para sí mismos y los suyos.
También aprovechan los viajes y tiempos sin actividades para desarrollar rutinas productivas en pro de un mayor equilibrio entre el trabajo y su vida privada.
Aquí van siete hábitos que se han comprobado que realmente funcionan, y que quizás también puedas adoptar y probar:
1) Ganar en calidad: dedicar tiempo de mayor calidad para sus seres queridos, y para ellos mismos, es la prioridad. Un buen masaje, dormir sin horario, hacer un deporte o alguna actividad manual o recreativa, los saca de su ámbito habitual y les permite reconectarse. Jugar con sus niños, sobrinos o nietos; disfrutar de su pareja o de su tiempo en soledad; estar con amigos, preparar un asado o cualquier otra tarea que produzca un verdadero placer, son parte de esta forma de re equilibrar su energía y de cargar las pilas.
2) Vestir cómodamente: esto incluye quitarse los zapatos y cualquier forma de vestimenta que se utilice en el tiempo profesional. Suelen caminar descalzos en la casa, en el césped o en un parque y utilizan ropa sencilla, alejada de los convencionalismos que suelen regir su trabajo.
3) Desconectan sus dispositivos móviles y computadoras: en lo posible restringen al mínimo el uso de la tecnología relacionada con fines laborales. Muchos altos ejecutivos con los que he trabajado adoptaron una línea de teléfono móvil personal, y otra para temas de trabajo. De esta forma pueden convivir con mayor libertad entre los dos mundos. También dejan de sincronizar los correos electrónicos en el teléfono o la tableta. Muchos de ellos, se pusieron un horario de media hora durante el fin de semana o feriados, para, exclusivamente en ese bloque, conectarse por cualquier urgencia. Y otra forma altamente efectiva es que sus más directos colaboradores sepan y respeten su tiempo libre: esto incluye entrenarlos en que no lo llamen salvo verdaderas emergencias, y que, en caso de tener que hacerlo, sigan algún protocolo convenido –por ejemplo, un llamado de alerta, y a los 5 minutos, el llamado real para hablar-. De esta manera, ambas partes saben que deben abordar algo en forma impostergable.
4) Leer, ver cine, teatro y disfrutar de cualquier expresión artística: los fines de semana, sin armar un programa demasiado fijo, se hacen espacio para escuchar música, avanzar en un libro favorito, ir a ver esa nueva obra de teatro que le recomendaron o una muestra de arte. Como parte de su proceso de desconexión de lo profesional, dejan invadirse por los estímulos que produce el arte y la cultura. Cada uno sabe lo que le gusta, y acuerda con su familia o sus seres queridos la forma en que podrán compartir este tiempo.
5) En los aviones o viajes: con muchos aeropuertos, esperas, tránsito pesado, han desarrollado ciertas rutinas: algunos toman clases de canto y aprovechan a practicar en esos momentos. Otros, desarrollan un hobby (la fotografía está entre los más recurrentes) y vuelcan esa pasión en un blog, página web o sus redes sociales, sólo por placer. En estos casos, la descripción de su perfil es sólo a título personal, despojado del rol que cumple en el trabajo, y sólo se enfoca en compartir parte de su mundo privado con otras personas y seguidores.
6) Destina un 10% de su tiempo a dar servicio: más allá de colaborar activamente con ciertas causas de bien público, suelen alternar en fines de semana la visita a algún proyecto de caridad en el que participan. Juntan ropa, juguetes e insumos entre los vecinos del barrio y suele ser el líder –o bien, el colaborador último de la fila- para acercar los donativos. También promueve el bien común, el entendimiento entre círculos que no son los del trabajo, y motiva a otros: un alto ejecutivo muy exitoso con el que trabajé por cuatro años haciendo un programa de coaching, pasó a tener su propio vivero y atenderlo personalmente unas horas los sábados; y otro, a dar clases de basquetbol a niños carenciados. Todo es cuestión de ingeniárselas para disfrutar, pasarla bien, y, a la vez, ir dejando huella en el mundo.
7) Amigos y seres queridos: con agendas apretadas, suele ser el anfitrión de algún encuentro especial los fines de semana. Se relaciona con poca gente, pero de calidad. Lejos quedó la época de reuniones multitudinarias: ahora prefiere dos o tres personas, con quienes puede ser quien es en esencia y no debe mostrar ningún personaje, título o jerarquía. Esta rutina de los amigos, sobre todo en ciertas culturas donde los encuentros vivenciales no son tan alentados como en otras, son clave para desarrollar la autoestima, el valor del afecto y del cariño, la compasión por lo que puede estar pasando ese amigo, y la mano abierta y calurosa al abrazo compartido. Y todo, sin ningún tipo de formalismos.
Para concluir, es importante tener en cuenta que esto sólo puede lograrse con una efectiva administración del tiempo durante la semana. En caso de no hacerlo, se corre el riesgo que la tensión que produce el hecho de tener muchas cosas pendientes, termine por ocupar un gran espacio en su mente, que no le permita a las personas exitosas desconectarse efectivamente. Por eso, el seguir un orden, llevar una agenda, contemplar pequeños tiempos de descanso entre la jornada laboral, intentar no tener almuerzos o cenas de trabajo para facilitar los procesos digestivos apropiadamente, e incluir una rutina de ejercicio físico, son también determinantes para que, el fin de semana, por fin, puedan dedicarse a descansar y a recobrar fuerza para la semana.
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