Lo que hoy la ciencia está empezando a demostrar con sus investigaciones, lo dijo Hipócrates, padre de la medicina griega occidental antigua, hace más de dos mil años: “Que la comida sea tu medicina”.
La sociedad nos impulsa a consumir y hemos llegado a convencernos de que lo rico es infinitamente más importante que lo nutritivo. Peor todavía, hemos llegado a creer que por restringir nuestros alimentos durante un tiempo vamos a bajar de peso y después vamos a poder volver a comer como antes.
La sociedad nos impulsa a consumir y hemos llegado a convencernos de que lo rico es infinitamente más importante que lo nutritivo. Peor todavía, hemos llegado a creer que por restringir nuestros alimentos durante un tiempo vamos a bajar de peso y después vamos a poder volver a comer como antes.
Las mal llamadas "dietas" no sirven. Es una realidad dura para algunos, pero es así. Lo que funciona es una sola cosa: los buenos hábitos. Y eso implica un modo de alimentarnos que dure para toda nuestra vida.
Hemos preparado algunos consejos para bajar de peso, no como algo a hacer con el objetivo de que la balanza alcance un número caprichoso, sino para tener una salud plena.
1. Hambre no es igual a salud. Ningún plan de alimentación contempla que pasemos hambre. De hecho, mientras más comamos, mejor. Diversos estudios han demostrado que nuestros jugos gástricos necesitan alimento constante para funcionar mejor y no generar gases, principal motivo de la hinchazón de panza. No hablamos de un plato de pastas cada tres horas, pero sí combinar las comidas principales con colaciones saludables, hasta alcanzar las seis ingestas diarias.
2. Las frutas y las verduras son el gran aliado de una dieta exitosa. Comer al menos 4 frutas diarias ayudará mucho, lo mismo con llenar nuestras porciones de comida con abundantes verduras de diferentes colores. Los vegetales son alimentos bajos en calorías y con un alto contenido en nutrientes y fibras.
3. Quema calorías haciendo ejercicio. Solo reducir la ingesta calórica no es suficiente. Nacimos para estar en movimiento, y el deporte no solo es el modo de vaciar nuestras "reservas", sino que ayuda a combatir el estrés y al depresión, dos males que solemos paliar comiendo de más o en forma poco saludable.
4. Ordenarse es clave. A veces cuesta incorporar costumbres nuevas. Dicen que al cerebro le toma al menos 21 días incorporar hábitos nuevos, así que realizar un plan puede ser de gran ayuda. Por ejemplo, para sumar comidas que nos estamos salteando, podemos programar una alarma en nuestro celular. También podemos anotar lo que comimos durante tres días seguidos para saber en dónde debemos ajustar y cuánta agua estamos bebiendo.
5. Beber agua es fundamental. Estar hidratado es imprescindible y nos ayuda en muchísimos procesos del cuerpo. Nuestros músculos, sin ir más lejos, son más del 70% agua. Pero no es lo mismo beber gaseosas o jugos, porque contienen azúcares y muchas calorías. El alcohol tampoco es una alternativa inteligente, ya que deshidrata además de destruir la enzima lipasa, que hace que el cuerpo rompa la grasa.
6. Ten paciencia. Los resultados no se logran de la noche a la mañana. Las dietas milagrosas ayudan a perder peso rápidamente pero son muy peligrosas porque no se pueden sostener en el tiempo. Los cambios a largo plazo se logran con hábitos nuevos, pero hay que saber esperar.
7. No te guíes por la balanza. La misma cantidad de músculo pesa 4 veces más que la misma cantidad de grasa. Si realizas actividad física, cambiarás grasa por músculo y no verás un cambio dramático en la balanza, pero sí en la silueta, talles de ropa y apariencia. El espejo dice mucho más que nuestro peso.
8. No temas experimentar. Cambiar el paladar lleva tiempo. Muchos recordamos cómo de chicos no nos gustaban los vegetales, algo que los científicos han explicado como un proceso madurativo de las papilas gustativas. Quizás te sorprendan ciertos sabores que no hubieras imaginado probar.
9. La digestión comienza por la boca. Mastica mucho los alimentos, disfrútalos, entiende que es energía. Come con paciencia, relajado, en lugar de a las apuradas.
10. La comida no es una recompensa. Combatimos la ansiedad y la depresión con comida, asociándola a felicidad. Pero también la utilizamos para celebrar cumpleaños, reuniones y un sinfín de situaciones sociales. La comida es alimento, y aunque de vez en cuando podamos darnos gustos, esto no significa que constantemente debamos comer grasas y azúcares. Una cosa es salirse del plan nutricional una vez al mes, otra es todas las semanas.
11. Encuentra tu sistema. Hay gente a la que le sirve ir de a poco, cambiando azúcar por stevia, gaseosas por agua mineral, hidratos por verduras. Otros incorporan una comida vegetariana a la semana para luego sumar otra, y otra. Pero también algunos necesitan dar un giro de 180º y empezar de cero. A veces muchas historias nos inspiran, pero no quiere decir que nos funcione seguirlas al pie de la letra. Experimenta, investiga. Encuentra qué te funcionaría y qué no. Acepta fallar, no importa si tienes un desliz. Arma tu sistema y convierte tu historia en la inspiración de otros.
2. Las frutas y las verduras son el gran aliado de una dieta exitosa. Comer al menos 4 frutas diarias ayudará mucho, lo mismo con llenar nuestras porciones de comida con abundantes verduras de diferentes colores. Los vegetales son alimentos bajos en calorías y con un alto contenido en nutrientes y fibras.
3. Quema calorías haciendo ejercicio. Solo reducir la ingesta calórica no es suficiente. Nacimos para estar en movimiento, y el deporte no solo es el modo de vaciar nuestras "reservas", sino que ayuda a combatir el estrés y al depresión, dos males que solemos paliar comiendo de más o en forma poco saludable.
4. Ordenarse es clave. A veces cuesta incorporar costumbres nuevas. Dicen que al cerebro le toma al menos 21 días incorporar hábitos nuevos, así que realizar un plan puede ser de gran ayuda. Por ejemplo, para sumar comidas que nos estamos salteando, podemos programar una alarma en nuestro celular. También podemos anotar lo que comimos durante tres días seguidos para saber en dónde debemos ajustar y cuánta agua estamos bebiendo.
5. Beber agua es fundamental. Estar hidratado es imprescindible y nos ayuda en muchísimos procesos del cuerpo. Nuestros músculos, sin ir más lejos, son más del 70% agua. Pero no es lo mismo beber gaseosas o jugos, porque contienen azúcares y muchas calorías. El alcohol tampoco es una alternativa inteligente, ya que deshidrata además de destruir la enzima lipasa, que hace que el cuerpo rompa la grasa.
6. Ten paciencia. Los resultados no se logran de la noche a la mañana. Las dietas milagrosas ayudan a perder peso rápidamente pero son muy peligrosas porque no se pueden sostener en el tiempo. Los cambios a largo plazo se logran con hábitos nuevos, pero hay que saber esperar.
7. No te guíes por la balanza. La misma cantidad de músculo pesa 4 veces más que la misma cantidad de grasa. Si realizas actividad física, cambiarás grasa por músculo y no verás un cambio dramático en la balanza, pero sí en la silueta, talles de ropa y apariencia. El espejo dice mucho más que nuestro peso.
8. No temas experimentar. Cambiar el paladar lleva tiempo. Muchos recordamos cómo de chicos no nos gustaban los vegetales, algo que los científicos han explicado como un proceso madurativo de las papilas gustativas. Quizás te sorprendan ciertos sabores que no hubieras imaginado probar.
9. La digestión comienza por la boca. Mastica mucho los alimentos, disfrútalos, entiende que es energía. Come con paciencia, relajado, en lugar de a las apuradas.
10. La comida no es una recompensa. Combatimos la ansiedad y la depresión con comida, asociándola a felicidad. Pero también la utilizamos para celebrar cumpleaños, reuniones y un sinfín de situaciones sociales. La comida es alimento, y aunque de vez en cuando podamos darnos gustos, esto no significa que constantemente debamos comer grasas y azúcares. Una cosa es salirse del plan nutricional una vez al mes, otra es todas las semanas.
11. Encuentra tu sistema. Hay gente a la que le sirve ir de a poco, cambiando azúcar por stevia, gaseosas por agua mineral, hidratos por verduras. Otros incorporan una comida vegetariana a la semana para luego sumar otra, y otra. Pero también algunos necesitan dar un giro de 180º y empezar de cero. A veces muchas historias nos inspiran, pero no quiere decir que nos funcione seguirlas al pie de la letra. Experimenta, investiga. Encuentra qué te funcionaría y qué no. Acepta fallar, no importa si tienes un desliz. Arma tu sistema y convierte tu historia en la inspiración de otros.
Incorporar hábitos nuevos es difícil, pero lo que no nos desafía, no nos cambia. Comparte esta nota para demostrar que quieres un cambio y para inspirar a otros. ¿Necesitas ayuda para mejorar tu vida e incorporar actividad física en tu vida? Nosotros podemos ayudarte. Envíanos tu consulta a rutinas.muevete@gmail.com para dar ese primer paso.
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