Hay por lo menos 40 casos de gran magnitud identificados, pero la mayoría se concentra en la Patagonia. Son lagos, lagunas y ríos a los que no se puede acceder porque los dueños de los terrenos linderos los cercaron o prohíben el paso de vecinos y turistas. Y la nueva redacción del Código Civil y Comercial no hizo más que ampliar el derecho de los propietarios.
El tema volvió a la agenda luego de que el diputado neuquino Mariano Mansilla denunciara hace unos días que un sobrino del ex dictador chileno Augusto Pinochet alambró una laguna.
Infobae repasa en este artículo seis casos paradigmáticos, mientras en Neuquén se debate una ley que regule el tema a nivel provincial y en el Congreso nacional hay un proyecto con media sanción que espera el visto bueno de los diputados para poner fin a las reformas que impulsó el kirchnerismo y que favorecieron a los terratenientes.
Lago Lolog
Es un lugar emblemático en lo que hace a paisajes de Neuquén "apropiados", en este caso, por la familia Schroh. Además de impedir el paso, los vecinos también han denunciado que los bosques nativos están amenazados por la introducción de especies agresivas.
El lugar es tristemente recordado por un asesinato. El 30 de agosto de 2006, Cristian González había ido a pescar truchas con unos amigos a unos 100 metros del puente que cruza el río Quilquihue, que nace en el Lago Lolog. Horacio Calderón, un guardia de cabañas Andina, propiedad de los Schroh, les disparó con un rifle desde la costa de enfrente, con el pretexto de que se trataba de un lugar privado. Cuando Cristian se acercó a pedir explicaciones, recibió una bala en el cuello y murió desangrado.
El asesino fue condenado a 12 años de prisión, pero su jefe y dueño del arma, Gaspar Schroh, recibió una pena muy leve, de 2 años y medio de cárcel, y cumplió la sentencia en libertad. Sólo pagó con la agonía de su complejo turístico, aunque hoy lo convirtió en un lujoso barrio privado, por lo que transformó un crimen en un jugoso negocio. Ninguno de los dos está preso.
Lago Escondido
Es otro conflicto que viene de larga data, en este caso en Río Negro, y que empezó antes de la llegada a la Patagonia del actual propietario de los terrenos lindantes, el empresario británico Joel Lewis, la séptima persona más rica de Inglaterra, según la revista Forbes.
Lo que posibilitó la transferencia a Lewis de las casi 14 mil hectáreas que incluyen al Lago Escondido fue la misteriosa muerte del único heredero que se oponía a la venta de las tierras, Irineo Montero, su esposa, y su peón, José Matamala.
Aunque hoy se puede acceder al lago, hay que andar 34 kilómetros a pie, en un recorrido que se recomienda hacer en dos días. La controversia versa sobre un camino de ripio de 18 kilómetros que se puede hacer en auto desde la mítica ruta 40. Los Montero nunca habilitaron ese acceso al público y Lewis reforzó la prohibición al colocar guardias armados en los últimos kilómetros.
En julio de 2009, en el marco de un recurso de amparo impulsado por la senadora Magdalena Odarda, el Superior Tribunal de Justicia de Río Negro ordenó que el Estado provincial disponga las medidas necesarias para abrir el camino más corto y accesible al Lago Escondido, que comienza en el paraje Tacuifí y atraviesa la propiedad de Lewis. Sin embargo, pasaron casi siete años y no hubo avances en el cumplimiento de la sentencia.
Nada de esto hubiese sido posible sin la complicidad del poder político. Por caso, hay fotos del ex gobernador Miguel Saiz divirtiéndose en el kartódromo que Lewis construyó junto a su casa o del ex ministro de Educación César Barbeito viajando en el Lear jet de Hidden Lake. La primera persona que recibió tras asumir Carlos Soria fue al administrador de la estancia, Nicolás Van Ditman. Su sucesor, Alberto Weretilneck, buscó llegar a un acuerdo con Lewis, en contra de lo que ordenaba el juez. Hasta hoy, ningún gobernador avanzó en la misma línea que la Justicia.
Ríos Traful y Minero
El empresario y creador de la cadena CNN, Ted Turner, compró en 1996 la estancia La Primavera, de casi 5 mil hectáreas, en Neuquén. Se la vendió el entonces presidente de Parques Nacionales, Felipe Lariviere. La clave estaba en su ubicación: Turner es fanático de la pesca con mosca y la mansión da al río Traful, uno de los mejores cursos de agua del mundo para la pesca de trucha y salmón encerrado.
Al año siguiente se registraron los primeros incidentes con kayakistas y pescadores que querían acceder al río y se topaban con la presencia de guardias armados, que se sumaban a las trabas que empezó a poner Parques Nacionales.
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