“Nadie reclama una herencia que no sabe que tiene”
Entrevista a ALICIA HERBON, integrante de la Comisión de Educación de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de Capital Federal. Por Nadina Moreda (*)
“Yo empecé en esto en 1981. Venía de hacer trabajo gremial y era docente. Me acerqué por una compañera. En esa época era muy duro....”
Alicia Herbón comienza así el relato de lo que sería una larga militancia en el campo de los derechos humanos. En aquellos años finales de la dictadura, la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos resultó ser el espacio adecuado para canalizar la lógica desesperación y los deseos de normalización de muchísima gente, que visualizaba una luz al fondo de un túnel que se avizoraba como eterno.
“ Empecé en la comisión de cultura” -sigue recordando Herbón- “Después vino la época de los pre- anuncios democráticos. Luego de Malvinas, la gente que no tenía lugar donde participar se volcó casi masivamente. En el ámbito de la Comisión de Cultura de la Asamblea se hicieron concursos de pintura y literatura, entre otros. Se aunaron intereses comunes, y se movilizó gente interesada en varias temáticas como salud mental, asuntos indígenas y educación. Gente de todas las edades....”
La reapertura democrática de aquellos años, durante el auge de la llamada primavera alfonsinista, posibilitó un aire de renovación indispensable para dar cauce a lo que sería la experiencia democrática argentina, conteniendo más anhelos de los que demostró ser capaz de efectivizar en los años subsiguientes.
Herbón, esta tesonera militante, de visita por Bariloche, tomó su tiempo para relatar su experiencia en un campo crucial de la Asamblea:
“ Estamos trabajando orgánicamente en la escuela pública desde hace veinte años aproximadamente. Lo hacemos mediante talleres. La comisión de educación es una comisión con mucha constancia. Trabajamos casi siempre después de clases, todos los días de la semana....”
La presentación de la problemática de la educación y su papel dentro de la concepción de los derechos humanos es un eje fundamental sobre el que gira el accionar de este organismo no gubernamental.
“ Nadie es un humanista del renacimiento para poder abarcar todo, el trabajo en comisiones es absolutamente necesario. Pero todos tenemos en claro que los derechos no son separables. Partimos de la idea la integralidad de los derechos humanos. Cuando ves un chico distraído, si ese chico en la escuela no aprende
y molesta, y hacés averiguaciones, verás que ese chico seguramente no tiene la panza llena , tiene seguramente su papá desocupado, o con un sueldo bajo, y no vive en el Palacio de Buckingham, y no tiene derecho a la educación, ni a expresar sus ideas, ni derecho a la salud. Es decir que cuando cae un derecho, van cayendo todos los demás. Y la escuela es una especie de termómetro: reproduce las condiciones de la sociedad externa, y bueno... en la escuela es donde se ven todos los problemas. Nosotros trabajamos mayoritariamente con docentes, que son agentes multiplicadores. Si se convence a un docente, si se logra que vea esta integralidad, se logra que ese chico trabaje con otros y la filosofía se multiplica. Hacemos trabajos con chicos y docentes, por el efecto multiplicador que resulta indispensable. En este momento, pasadas las urgencias terribles de la dictadura, digamos que la tarea es concientizar. NADIE RECLAMA UN DERECHO QUE NO SABE QUE TIENE. SI VOS SOS SUJETO DE DERECHO,TENES QUE SABERLO...” continua...
Alicia Herbón comienza así el relato de lo que sería una larga militancia en el campo de los derechos humanos. En aquellos años finales de la dictadura, la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos resultó ser el espacio adecuado para canalizar la lógica desesperación y los deseos de normalización de muchísima gente, que visualizaba una luz al fondo de un túnel que se avizoraba como eterno.
“ Empecé en la comisión de cultura” -sigue recordando Herbón- “Después vino la época de los pre- anuncios democráticos. Luego de Malvinas, la gente que no tenía lugar donde participar se volcó casi masivamente. En el ámbito de la Comisión de Cultura de la Asamblea se hicieron concursos de pintura y literatura, entre otros. Se aunaron intereses comunes, y se movilizó gente interesada en varias temáticas como salud mental, asuntos indígenas y educación. Gente de todas las edades....”
La reapertura democrática de aquellos años, durante el auge de la llamada primavera alfonsinista, posibilitó un aire de renovación indispensable para dar cauce a lo que sería la experiencia democrática argentina, conteniendo más anhelos de los que demostró ser capaz de efectivizar en los años subsiguientes.
Herbón, esta tesonera militante, de visita por Bariloche, tomó su tiempo para relatar su experiencia en un campo crucial de la Asamblea:
“ Estamos trabajando orgánicamente en la escuela pública desde hace veinte años aproximadamente. Lo hacemos mediante talleres. La comisión de educación es una comisión con mucha constancia. Trabajamos casi siempre después de clases, todos los días de la semana....”
La presentación de la problemática de la educación y su papel dentro de la concepción de los derechos humanos es un eje fundamental sobre el que gira el accionar de este organismo no gubernamental.
“ Nadie es un humanista del renacimiento para poder abarcar todo, el trabajo en comisiones es absolutamente necesario. Pero todos tenemos en claro que los derechos no son separables. Partimos de la idea la integralidad de los derechos humanos. Cuando ves un chico distraído, si ese chico en la escuela no aprende
y molesta, y hacés averiguaciones, verás que ese chico seguramente no tiene la panza llena , tiene seguramente su papá desocupado, o con un sueldo bajo, y no vive en el Palacio de Buckingham, y no tiene derecho a la educación, ni a expresar sus ideas, ni derecho a la salud. Es decir que cuando cae un derecho, van cayendo todos los demás. Y la escuela es una especie de termómetro: reproduce las condiciones de la sociedad externa, y bueno... en la escuela es donde se ven todos los problemas. Nosotros trabajamos mayoritariamente con docentes, que son agentes multiplicadores. Si se convence a un docente, si se logra que vea esta integralidad, se logra que ese chico trabaje con otros y la filosofía se multiplica. Hacemos trabajos con chicos y docentes, por el efecto multiplicador que resulta indispensable. En este momento, pasadas las urgencias terribles de la dictadura, digamos que la tarea es concientizar. NADIE RECLAMA UN DERECHO QUE NO SABE QUE TIENE. SI VOS SOS SUJETO DE DERECHO,TENES QUE SABERLO...” continua...
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