¿Alguna vez te preguntaste de dónde salieron todos esos gatitos blancos o dorados que están en la puerta de los restaurantes y supermercados? Estos gatos, los maneki neko, vinieron desde la otra punta del planeta a traernos buena suerte…
Japón es un país lleno de intrigas, como si estuviera cubierto por un halo de misterios. El origen del maneki neko, también está cargado de mucho misticismo y leyendas casi fantásticas. Pero una de esas historias es tan enternecedora, que no podíamos dejar de contártela.
Antes que el país asiático se abriera al comercio internacional y modernizara sus costumbres, vivió en el periodo conocido como Edo, entre los años 1603 y 1868. Durante estos siglos, la religión era extremadamente importante. Y para el protagonista de nuestra historia, también.
Tama era un gatito blanco, dócil y cariñoso que pertenecía a un monje de un pequeño pueblo del Japón. El templo en el que vivían había caído en desgracia tras la crisis económica en la que el país estaba sumido. Una tarde el cielo se llenó de nubes y estalló una tormenta. El monje, deprimido, le pidió al gato que hiciera algo por él, para sacarlo de la desgracia. El gatito, fue hasta la puerta del templo y empezó a limpiarse la cara. De casualidad, un señor muy acaudalado buscó refugio en la galería en la que el maneki neko se estaba bañando. En agradecimiento por el refugio y la hospitalidad que le proveyeron el gato y el monje, el señor hizo una gran donación al templo.
Como en muchos de los grandes acontecimientos históricos, este felino terminó, de casualidad, siendo un ícono de la buena suerte y la fortuna. A lo largo de los años, esta figura se extendió y comercializó. Los maneki neko pueden ser, además de blancos para la buena fortuna; dorados, para la riqueza; rojos para el amor; negros para ahuyentar los demonios; con manchitas para la suerte, entre muchas otras variedades. Por eso, cuando entramos a algunos locales como tintorerías, supermercados, tiendas de ropa, vemos al gatito que nos invita a entrar con su pata.
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Japón es un país lleno de intrigas, como si estuviera cubierto por un halo de misterios. El origen del maneki neko, también está cargado de mucho misticismo y leyendas casi fantásticas. Pero una de esas historias es tan enternecedora, que no podíamos dejar de contártela.
Antes que el país asiático se abriera al comercio internacional y modernizara sus costumbres, vivió en el periodo conocido como Edo, entre los años 1603 y 1868. Durante estos siglos, la religión era extremadamente importante. Y para el protagonista de nuestra historia, también.
Tama era un gatito blanco, dócil y cariñoso que pertenecía a un monje de un pequeño pueblo del Japón. El templo en el que vivían había caído en desgracia tras la crisis económica en la que el país estaba sumido. Una tarde el cielo se llenó de nubes y estalló una tormenta. El monje, deprimido, le pidió al gato que hiciera algo por él, para sacarlo de la desgracia. El gatito, fue hasta la puerta del templo y empezó a limpiarse la cara. De casualidad, un señor muy acaudalado buscó refugio en la galería en la que el maneki neko se estaba bañando. En agradecimiento por el refugio y la hospitalidad que le proveyeron el gato y el monje, el señor hizo una gran donación al templo.
Como en muchos de los grandes acontecimientos históricos, este felino terminó, de casualidad, siendo un ícono de la buena suerte y la fortuna. A lo largo de los años, esta figura se extendió y comercializó. Los maneki neko pueden ser, además de blancos para la buena fortuna; dorados, para la riqueza; rojos para el amor; negros para ahuyentar los demonios; con manchitas para la suerte, entre muchas otras variedades. Por eso, cuando entramos a algunos locales como tintorerías, supermercados, tiendas de ropa, vemos al gatito que nos invita a entrar con su pata.
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1 comentario:
desconocia la historia del gato , es mas tengo uno dorado que compre en el barrio chino de belgrano.
gracias
salu2 saluda2
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