Todo pasaba desde la comodidad de una casa del barrio porteño de San Cristóbal.
Desde allí, un hacker adolescente había montado un importante negocio ilegal basado en una variada gama de delitos informáticos con los que estafaba principalmente a empresas de juegos en línea y de pagos electrónicos. La Policía calcula que, gracias a sus habilidades, el joven –que aún no habría cumplido los 18 años– lograba recaudar unos 50.000 dólares mensuales.
El dinero era desviado a una cuenta bancaria en Rosario, donde también se realizaron allanamientos.
Si bien por ahora las damnificadas que constan en el expediente son empresas nacionales, los investigadores están tras la pista de defraudaciones informáticas a nivel internacional.
También se estudia hasta qué punto pudieron estar involucrados el hermano menor y los padres del adolescente. TODO EN CLARIN
1 comentario:
no supo parar a tiempo, la ambicion lo mando en cana.
salu2 juga2
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