El Mercado Central clausuró dos puestos de diarios por vender Clarín

BUENOS AIRES - La semana pasada el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, había ordenado que no se vendiera el diario en el predio. Hoy, con camionetas del Central, clausuraron los dos puestos.
Las autoridades del Mercado Central decidieron clausurar esta mañana dos puestos de diarios que funcionan en el predio por vender el diario Clarín.

La semana pasada, un grupo de personas ya había amenazado al propietario de los locales con "romper todo" si seguía vendiendo Clarín, Olé y La Razón. Las amenazas siguieron a la publicación de una nota en la que se informaba sobre el estado de abandono del Mercado Central y la suciedad imperante en el predio.

La dirección del Mercado Central está a cargo de Guillermo Cosentino, un hombre muy cercano al secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. Y las decisiones que se toman en el predio llevan siempre el aval del polémico funcionario nacional.

La orden de Moreno había sido que ningún ejemplar de Clarín estuviera disponible en el Mercado Central. Tras esa orden, llegaron las amenazas de los hombres de Cosentino no solo en los puestos de diarios sino también a los canillitas que quisieron vender los productos de Clarín en bicicletas y motos.
Hoy la dirección del predio, disconforme porque en esos kioscos seguía existiendo una demanda -y presuntamente, también, una venta- de ejemplares de Clarín y Olé, decidió clausurarlos “por incumplir las órdenes de las autoridades del Mercado Central”.

Uno de los puestos de diarios está en la entrada del predio y el otro, en el Paseo del Reloj. Sin revelar su nombre, por temor, un puestero de otro rubro pidió a Clarín.com: “Por favor, hagan algo por los muchachos que se quedan sin trabajo”.

Los canillitas tratan de defenderse pues es su fuente de trabajo y porque además, si dejaban de vender Clarín y Olé, no llegan a "pagar el alquiler que es de 1.500 pesos mensuales”.
Todo esto sucedió luego de una nota del periodista Martín Bidegaray, quien relató el estado de abandono, la suciedad y el descuido en un lugar donde hay más de 600 puestos de ventas de frutas y verduras. Los pabellones donde se comercializa fruta y verdura tienen techos quemados, falta luz, hay pozos, charcos y hasta ratas. También impera el miedo.
via eldiariodelarioja.com.ar