La dificultad para cubrir cargos y funciones de Mauricio Macri no escapa a áreas sensibles del Gobierno como la subsecretaría de lucha contra el narcotráfico, donde aún deambula Nicolás Dapena Fernández, un experto en tráfico de armas que ocupó el cargo durante los últimos dos años de Cristina Kirchner.
Según fuentes del Ministerio de Seguridad Dapena Fernández continúa como asesor y logra hacerse sentir, porque la subsecretaría es pequeña y con mínima capacidad de acción.
Esa fue la idea de Cristina Kirchner cuando creó esta dependencia hace dos años y transfirió a Seguridad el personal que se dedicaba a la lucha contra el narcotráfico en el Sedronar.
Fue con la llegada del padre Juan Carlos Molina, echado meses antes del final del Gobierno de Cristina por sus constantes problemas con el personal, que habían empezado ni bien llegó y echó a 17 secretarios de carrera. El trabajo sucio lo hizo Carlos Castagneto por indicación de Sergio Berni, con quien compartió el Ministerio de Desarrollo Social.
Macri no cambió el esquema en su organigrama. El Sedronar, ahora al mando de Roberto Moro, sigue restringido a tareas de prevención y la lucha contra el narcotráfico continúa bajó la órbita de una diminuta Subsecretaría, a cargo de Martín Verrier.
Verrier ni siquiera trabajó en Cambiemos. Fue asesor de Francisco de Narváez en temas de narcotráfico y logró entrar por la ventana al Gobierno de Macri.
Pronto supo que su subsecretaría tenía poco personal y ningún vínculo con las fuerzas de seguridad, un resabio de la pelea entre Aníbal Fernández y el ex jefe del Sedronar Rubén Granero, durante el gobierno de Néstor Kirchner.
Desde aquellos años, la policía federal, única con facultad de actuar en casos narcotráfico, dejó de interactuar con quienes tienen la función de combatirlo. En medio de esa interna estalló el escándalo por la importación indiscriminada de efedrina, que luego se traficaba en forma ilegal a México.
Para orientarse, Verrier mantuvo a Dapena Fernández como asesor, aun cuando Macri y su Gabinete repiten que una de las peores herencias recibidas son los focos de narcotráfico desparramados por el país.
En su corto paso por Seguridad Dapena tampoco hizo mucho para frenarlo. Sus ex dirigidos aseguran que se limitó a destratar al personal recién llegado de Sedronar por orden de Berni, secretario de Seguridad en los papeles pero ministro en los hechos.
De hecho su especialidad es el tráfico de armas y no de drogas, flagelos bien diferentes. Abogado administrativo y salteño de nacimiento había trabajado en el área de estrategia y asuntos militares del Ministerio de Defensa en 2009 y como gerente de Relaciones con la Industria y Organismos Oficiales en Aerolíneas Argentinas. Todos refugios del ultrakirchnerismo.
A fines de diciembre tuvo sus minutos de fama cuando presentó ante el Consejo de Seguridad de la ONU un informe sobre el tráfico de armas en Yemén. Luego volvió a darle una mano a su sucesor.
La Subsecretaría responde a Eugenio Burzaco y seguirá siendo el único órgano encargado de diseñar estrategias contra el narcotráfico mientras Macri siga sin considerar la creación de una agencia federal antidrogas con una policía propia.
Por ahora confía en perfeccionar a los altos grados de la Federal, que se ocupó de retener en el traspaso a la Metropolitana. Pero no sabe que aún hay funcionarios kirchneristas definiendo sus políticas.
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