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12 de agosto de 2007

Disputas territoriales: El Artico


Debido a que sólo se han estudiado fragmentos del Ártico, con rompehielos o submarinos nucleares, diversos países están organizando nuevas expediciones cartográficas para reclamar el mayor territorio posible.
En todo el mundo se presentan reivindicaciones de expansión territorial, pero en el océano Ártico es donde los expertos prevén un mayor conflicto. Sólo allí convergen los límites de cinco países —Rusia, Canadá, Dinamarca, Noruega y Estados Unidos—, de la misma forma que los gajos de una naranja se encuentran en el centro. (Los otros tres países árticos, Islandia, Suecia y Finlandia, no tienen costas en ese océano). Tales reclamaciones se avivarán en virtud del deshielo del polo norte, lo que hará que el océano Ártico sea paso navegable, haciendo problable acortar las distancias desmesuradas del Canal de Suez, o Ciudad del Cabo por un paso septentrional más corto entre, por ejemplo, Tokio y Londres. Igualmente, se tiene estimado que en el sitio, exista grandes reservas energéticas y de minerales como oro, lo que ha hecho que la zona ártica sea apetecible por los Estados colindantes.
En 2001, Rusia reclamó casi la mitad del océano Ártico, en respuesta un grupo de técnicos rechazó tal reivindicación, por lo que ahora Rusia espera que el reciente viaje de su buque de investigación Akademik Fiodorov al Polo Norte obtenga datos cartográficos a su favor.
En junio de ese año, Dinamarca y Canadá anunciaron que realizarían una investigación conjunta de las partes no cartografiadas del océano Ártico próximas a sus costas. A Dinamarca le interesa especialmente probar que una cadena montañosa submarina de 1.600 kilómetros, la cordillera Lomonosov, está geológicamente ligada a Groenlandia, un territorio semiautónomo danés. Si encuentra esa relación, Dinamarca podría argumentar que el Polo Norte pertenece a los daneses, según algunos dirigentes de ese país.
Canadá también podría reclamar una enorme área, y enfrentarse a la oposición de otros países árticos. Estados Unidos podría solicitar una franja de fondo marino ártico mayor que California. Pero la ratificación estadounidense del tratado de la Ley del Mar ha sido bloqueada repetidamente por un grupo de senadores republicanos que creen que el tratado infringiría la soberanía del país.
Muchos partidarios del tratado, incluido el Pentágono y el Instituto Estadounidense del Petróleo dicen que la paralización deja a Estados Unidos al margen, mientras los demás se reparten un océano.
Con o sin tratado, las disputas territoriales plantean cuestiones sobre la capacidad de cada país para defender sus intereses. También a este respecto Estados Unidos ha demostrado menos prisa, mientras que Canadá ha actuado de manera más activa para conseguir soberanía sobre un espacio en rápido cambio, que durante mucho tiempo había olvidado.
Hace tres años, Canadá empezó a patrullar las zonas más remotas del Ártico con 1.500 soldados irregulares. El ejército de ese país lanzará el Radarsat 2, un sistema por satélite que permitirá vigilar el Ártico.
El objetivo canadiense no sólo es reforzar su control territorial, sino también establecer una posición firme en futuras conversaciones sobre el Paso del Noroeste, el atajo que durante tanto tiempo se buscó entre Europa y Asia. El Pentágono ha centrado su atención en otra parte. La marina estadounidense gastó 25 millones de dólares anuales en investigación polar en la década de 1990, y en 2001 publicó un informe en el que advierte de que las armas y los barcos no se diseñaron con las condiciones árticas en mente, y que los gráficos, los sistemas de navegación y las redes logísticas son inadecuadas para el norte.
En ese contexto y en previsión del dominio del paso polar al abrirse éste para la navegación debido al calentamiento global, Canadá y Dinamarca mantienen una discrepancia sobre cual de los dos estados ha de ejercer la soberanía sobre la Isla Hans, una pequeña isla deshabitada, situada en el centro del Canal de Kennedy del Estrecho de Nares — el estrecho que separa la Isla de Ellesmere, Canadá, del norte de Groenlandia, y que conecta la Bahía de Baffin con el Mar de Lincoln.
Pero en los cambios presupuestarios posteriores a los atentados del 11 de septiembre, la marina redujo fuertemente el gasto en investigación polar. Además, los tres grandes rompehielos estadounidenses se están deteriorando. Via: Wikipedia
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