Una investigación que llevó más de ocho meses.La lideraba “Harry”, un universitario que hizo un master en Física en Maryland. Le decía a su mujer que iba a trabajar a la Bolsa, pero en realidad salía a marcar víctimas en el Microcentro. Sus cómplices se encargaban de asaltarlas.
Vivía en un coqueto departamento de Palermo con su esposa y su hijo. Llegó a la Argentina en 2013, luego de hacer un master en Física en la Universidad de Maryland. El hombre, de nacionalidad colombiana, tenía una rutina. Todos los días salía de su casa a las 9 de la mañana de impecable traje y corbata y viajaba en subte hasta el centro porteño. Le decía a su mujer que trabajaba en la Bolsa de Valores. Pero era todo una pantalla: en realidad era el jefe de una banda de ladrones que realizó al menos 20 salideras bancarias.
El físico, apodado “Harry”, tiene 31 años y fue apresado junto a otros tres ciudadanos colombianos, a cuatro peruanos y a una joven argentina. Para poder atrapar a la banda, el Departamento de Inteligencia Contra el Crimen Organizado de la Policía Federal analizó más de 53.000 horas de escuchas telefónicas, hizo infinidad de seguimientos y filmaciones.
La banda era muy profesional. “Harry” caminaba por el Microcentro desde las 10 de la mañana hasta las cinco de la tarde. En esas horas aprendía todos los movimientos de la city y marcaba a gente que salía con dinero de financieras, bancos o cuevas. Luego sus cómplices seguían a las víctimas en dos motos y en dos autos y les robaban. No eran improvisados: muchos tienen antecedentes por este tipo de delitos en Brasil, Paraguay y Uruguay.
La investigación empezó hace ocho meses, cuando la banda le robó un maletín a un hombre que había retirado dinero de un banco Galicia de Puerto Madero. La víctima siguió a los ladrones y en avenida Montes de Oca (en Barracas) logró atropellar una moto de los delincuentes. Uno de los asaltantes se cayó y fue apresado.
El detenido, apodado “Freddy”, recuperó rápido su libertad. Pero los investigadores le pincharon los dos celulares que llevaba encima. Esa fue la punta del ovillo.
“En un principio, con las escuchas obtuvimos apodos y roles en la banda. ‘Harry’ era el líder y marcador, ‘Chinche’ y ‘Pocillo’, los motociclistas que, junto a ‘El Causa’ y a ‘Freddy’ –que se movían en auto– seguían a las víctimas. A la joven argentina le decían ‘La Perra’ o ‘Chuky’. Ella perseguía a las presas a pie”, contó a Clarín un investigador del caso.
La banda se comunicaba por celular (los cambiaban una vez por semana) y hablaba en código. Clarín tuvo acceso a las escuchas del caso. Allí quedó registrado cómo a la avenida 9 de Julio le decían “La Grande”; a Córdoba, “Coco”; y a Leandro N. Alem, “Camiones”.
Se pasaban los datos de los autos de las víctimas mencionando el color, la marca y los tres números de la patente. Todos los vehículos que usaba la banda eran alquilados a una agencia que tenía el local en Pilar. Actualmente su dueño está prófugo.
Los ladrones no usaban armas. La banda seguía a cada víctima el tiempo que fuera necesario. Hasta que se detenía en algún semáforo o garage y allí le rompían un vidrio o le abrían una puerta para arrebatarle el dinero.
La banda también robaba artículos de electrónica y celulares. Los reducidores eran tres peruanos: un hombre, su hermana y el hijo de ésta última, que tenían un local de venta de teléfonos en Corrientes al 2300, en la zona de Once.
La organización se reunía todos los días en distintos lugares, como una casa de comidas rápidas de Viamonte y Lavalle, un restorán de Honduras al 500 y un bar dominicano de Constitución. En las reuniones –muchas de las cuales fueron filmadas por policías encubiertos–se dividían el botín.
“‘Harry’ vivía con su esposa –que es licenciada en Administración– y un hijo de un año en un semipiso de la calle Charcas (Palermo), donde pagaba 9.000 pesos de alquiler y 4.000 de expensas. Los padres de éste hombre viven en Maryland y él tiene permiso de trabajo de Estados Unidos. A su esposa le decía que trabajaba en la Bolsa”, resaltó un investigador.
El resto de los detenidos tiene antecedentes. “Los tres colombianos cayeron al menos 10 veces, la mayoría por robar departamentos y por actuar como ‘pincharruedas’”, señalaron los voceros.
Las detenciones se hicieron por orden del juez Manuel de Campo en los últimos 10 días. Todos quedaron imputados de robo y asociación ilícita. Se les incautaron 5.000 dólares, 6.000 euros, 7.000 reales y 30.000 pesos.