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3 de julio de 2016

Tras diez años, arranca el soterramiento del Sarmiento

El tren correrá 22,4 kilómetros bajo tierra y se eliminarán 38 barreras
Se trata de un proyecto clave para el transporte que fue anunciado seis veces desde 2006. Hace cuatro años bajaron la máquina para hacer el túnel, pero nunca se movió un metro.

Lo que se anunció hace más de una década, lo que se espera desde hace más de dos años, finalmente sucedería en setiembre. El Gobierno nacional aseguró que en diciembre comenzará a funcionar la tuneladora para concretar el soterramiento del ferrocarril Sarmiento, una obra pendiente desde 2006. La máquina fue instalada en 2012, pero desde entonces está parada.
En el Ministerio de Transporte de la Nación confirmaron que ya comenzaron los trabajos preparatorios, por ejemplo la elaboración de las dovelas, las piezas de cemento que formarán el túnel. La tuneladora las va instalando a medida que va excavando, a razón de 20 metros por día.
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Serán 22,4 kilómetros de largo y 10,46 metros de diámetro, más las 11 nuevas estaciones bajo tierra, a 22 metros de profundidad (el equivalente a siete pisos). El plazo de obra será de 48 meses, y durante los trabajos no se vería afectado el servicio del tren.
Vista. Del obrador del soterramiento del Sarmiento en Haedo, a comienzos de año. / Télam - TELAM
Vista. Del obrador del soterramiento del Sarmiento en Haedo, a comienzos de año. / Télam
El soterramiento es una de las obras que más podría mejorar el transporte y la seguridad vial en el área metropolitana. La idea es convertir al tren Sarmiento en un "subte", primero en el tramo entre Caballito y Castelar y luego en el resto de la traza. De esa forma se conseguiría bajar la frecuencia de 10 a 3 minutos entre formaciones. El beneficio sería para 200.000 pasajeros diarios. 
Además, se eliminarían 38 barreras, lo que reduciría sensiblemente el riesgo de accidentes de tránsito, y también daría más fluidez al tránsito de autos: hoy, en las horas pico las barreras del Sarmiento pueden estar bajas hasta 29 minutos cada hora.
Otra ventaja directa de la obra, más en un contexto económico como el actual, será que la construcción generará 2.000 puestos de trabajo en la obra y otros 8.000 asociados a la provisión de servicios y materiales.
Es que la inversión será enorme: Transporte informó que la inversión rondará los 3.000 millones de dólares, que se financiarán con créditos y con fondos propios. De hecho, el Ejecutivo Nacional incluyó por decreto en el Presupuesto de este año una suma de 45.000 millones de pesos para ser ejecutados hasta el 2018.
Semejante inversión y la propia complejidad de la obra, pero también la falta de iniciativa política e improvisación del Gobierno kirchnerista produjeron que el soterramiento se convirtiera en una de las promesas más incumplidas de la historia. La obra fue anunciada seis veces, pero no avanzó ni un metro. La primera vez fue en febrero de 2006, con un anuncio del ex presidente Néstor Kirchner. En 2008, Cristina Fernández firmó los contratos con las cuatro empresas que formaron un contrato para hacer la obra: la argentina Iecsa, la española Comsa, la italiana Ghella y la brasileña Odebrecht (esta última es hoy protagonista directa del escándalo de corrupción en Brasil que llevó a la suspensión de la presidenta Dilma Rousseff).
Tras otros anuncios incumplidos, en julio de 2012 parecía que empezaban a verse avances reales. El ex ministro Florencio Randazzo encabezó un acto en el obrador del playón ferroviario de Haedo el día que la tuneladora finalmente comenzó a ser ensamblada, y prometió que la obra iba a estar lista para 2015. Pero la falta de acceso al crédito internacional, las trabas que surgieron para conseguir un préstamo del BNDES de Brasil y la aparición de otras prioridades políticas dejaron la promesa en la nada.
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