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21 de mayo de 2007

Casinos flotantes: 18 dias que 1500 trabajadores estan en la calle

Los casinos flotantes de Puerto Madero ya llevan 18 días sin abrir
Los afiliados al SOMU quieren que los croupiers pasen a su obra social.
Pablo Novillo

Los casinos flotantes de Puerto Madero cumplen hoy su día 18 sin funcionar, por un conflicto entre dos sindicatos que se quieren quedar con la afiliación de los empleados. Además, habría una lucha entre los dos principales accionistas de los casinos por quedarse con la totalidad del negocio. En este marco, el gremio de los trabajadores de juegos de azar le pedirá hoy al líder de la CGT, el camionero Hugo Moyano, que colabore para encontrar una solución.Daniel Amoroso, titular de ALEARA y legislador macrista en la Ciudad, informó que le enviará "una carta a Hugo Moyano para informarlo de la situación y plantear que los empleados que se desempeñan allí deben seguir perteneciendo a esa organización, rechazando un eventual traspaso a otro gremio".El problema surgió cuando el Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU) llamó a una huelga en los casinos de Puerto Madero. A ese gremio lo maneja Omar "Caballo" Suárez, un hombre cercano a Luis Barrionuevo.Como son barcos, los casinos están obligados a tener capitán, jefe de máquinas y otros marineros, aunque casi nunca naveguen en el Río de la Plata. Si bien los afiliados a SOMU no son más del 10% de los 2.000 trabajadores de ambos barcos, estos empleados obligaron a cerrar los salas de juegos. ¿Qué reclaman? Que todos los empleados pasen a su gremio y dejen ALEARA, el sindicato actual. Por supuesto, el otro gremio se opone, y pide que los casinos reabran para que su gente pueda trabajar. También hay dinero en disputa. Los afiliados de SOMU no reciben propinas, que significan más del 30% del sueldo de los trabajadores de ALEARA. Acaso por esta razón, los empleados de este grupo no quieren pasar al gremio de los marineros.El conflicto se estaría dando al mismo tiempo que una supuesta puja entre los dueños de los casinos por ver quién se queda con el negocio. De un lado, la empresa española CIRSA; del otro, el empresario Cristóbal López, quien tendría relación fluida con el kirchnerismo. nota de Clarin

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