“Soy ingeniero y hace unos años trabajo en una empresa en General Pacheco. Viviendo en Capital, el viaje hasta la planta ha sido siempre un tema importante ya que la empresa donde me desempeño, no ofrece servicios de traslado. Es difícil lograr economía de tiempo y dinero cuando de esto se habla, por eso la solución era compartir auto. Como se trata de una empresa grande, resultaba difícil llevar a cabo el plan porque no conocía colegas vecinos. Con el tiempo, logré ir encontrando gente que vive cerca y hoy en día, compartimos auto entre cinco personas (dos de ellos, son de otra empresa de la zona). Si hubiese tenido al alcance un sistema que me permitiera visualizar contactos en un mapa y contactarlos, el carpooling hubiese sido una tarea mucho más fácil”, cuenta Pablo Damilano, uno de tantos usuarios que se sumaron a la nueva movida de compartir viaje.
Si lo necesitase ahora, sería sencillo para Damilano contactar gente debido a que ya son varias empresas que se dedican a esto. “El fenómeno del carpooling surgió en Estados Unidos como una necesidad de reducir costos ante la crisis del petróleo en la década del setenta. Con los años, se fue popularizando como una forma de ahorro y reducción del tráfico; se extendió a Europa, donde fue un éxito, y ya ha llegado a la Argentina”, comenta Martín Rubio, uno de los tres socios a cargo y responsable de SincroPool. Es una plataforma online para compartir auto en círculos cerrados de confianza (universidades, empresas, parques industriales, barrios cerrados, etc.).
“La idea es optimizar el uso del auto al maximizar la cantidad de asientos utilizados; en nuestro país, la tasa de ocupación es de 1 a 2 personas por unidad, número que podría crecer utilizando este tipo de sistemas. En la Ciudad de Buenos Aires, entran y salen por día 6 millones de asientos vacíos” asegura Rubio.
El carpooling implica viajar, por lo general, acompañado de un desconocido. Es una suerte de Facebook, donde las personas publican viajes y luego el sistema envía alertas de coincidencias. También puede usarse para escapadas de fin de semana y eventos.
“Por experiencia, se puede decir que conectándose vía la red social nunca se tuvo problemas. De todos modos, como el miedo está instalado, ofrecemos plataformas cerradas para empresas/universidades, por lo cual, aunque no se conozca a la otra persona, se tendrá la certeza de que pertenece a la misma comunidad de confianza”.
Si se trabaja en las afueras de la ciudad y se va en auto todos los días, en el sitio se podrá postear el viaje y así encontrar compañeros para compartir el recorrido. Se puede alternar el uso del auto y, si no se tiene uno, puede preguntarse a la comunidad si alguien lo puede llevar. Es práctico y económico”, concluye Rubio. Además, se dan grupos homogéneos, los usuarios no hacen diferencia de sexo y los viajes siempre son mixtos.
Los beneficios que esta modalidad trae al medio ambiente son varios: “Disminuye el consumo de energías no renovables y se reducen las emisiones de CO2 hasta 4,22 k de dióxido de carbono por kilómetro compartido”, asegura Larralde.
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