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11 de febrero de 2016

Despilfarro K: un ministerio con 700 autos y 15.000 empleados

Transferencias sin rendición de cuentas.
Es la cartera de Agroindustria. Asistentes que contaban de auto con chofer, empleados con seis líneas de celulares. Delegaciones que recibían dinero y no tenían que informar en qué lo gastaban, entre otras irregularidades.

Mauricio Macri habla de despilfarro y mucho de eso encontró Ricardo Buryaile en el ministerio de Agricultura, ahora Agroindustria, apenas asumió. Con 700 autos, delegaciones como la de Agricultura Familiar que empleaban en total a 1.500 personas de las cuales 200 estaban destinadas a Santiago del Estero. Precisamente, a esa delegación se enviaban transferencias del orden de 200 a 300.000 pesos mensuales y lo más sorprendente, tratándose de la administración pública, es que nadie estaba obligado a rendir cuentas. Tampoco, a informar los resultados de sus trabajos.
Otro dato para el asombro. Un grupo de asistentes, cuya función era atender teléfonos y llevar alguna agenda, contaban para su traslados de autos con chofer. Por supuesto, a cargo del Estado.
También encontraron un empleado al que se le pagaban seis líneas de celulares y contaba con dos autos a disposición. Una empleada cobraba sueldo del Senado y también del ministerio, un doble empleo, algo expresamente prohibido en la administración pública. Más sorpresas: un chofer que realizaba tareas en domicilios particulares de los funcionarios.
Cerca del ministro evitan hablar de ñoquis y prefieren describir un proceso en el que irán definiendo sin interrupción las tareas de los empleados. Claro que sumando los organismos descentralizados como el Senasa y el INTA tiene un plantel de 15.000 personas. Es la mitad de lo que hoy ocupa en su conjunto la industria automotriz en la Argentina.
Las críticas a la gestión anterior apuntan a funciones duplicadas y falta de coordinación. En estos días desarticularon una secretaría y desvincularon a 300 empleados que no se presentaron a sus funciones. El ministerio en sí contabiliza 4.200 empleados, una cifra que fue escalando desde los 1.500 que tenía en 2009 y los 50 que se sumaron a último momento a principios de diciembre.
Los funcionarios sostienen que “no son todos ñoquis, hay capas de las distintas adminstraciones en un ministerio que funcionaba como refugio para los favores políticos".
"No estamos haciendo una caza de brujas ni un recorte drástico”. señalaron a Clarín.

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