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13 de enero de 2016

En Mar del Plata, un estadio que quedó perdido en el tiempo

El Minella, sede de los torneos de verano, sufre evidentes signos de abandono; los planes para renovar una estructura sin mejoras desde 1978. via lanacion


 MAR DEL PLATA.- La transición política en Mar del Plata provocó, al igual que en otras partes del país, varios cruces entre la gestión saliente y la entrante. Incluso el nuevo intendente, Carlos Arroyo, fue filmado durante una charla informal con manifestantes apenas asumió, mientras insultaba al jefe comunal anterior, Gustavo Pulti, por haberle dejado "una deuda de 760 millones de mangos". De ahí para abajo, hubo chispazos en varios niveles desde el cambio de mando. Y uno de esos focos de tensión fue el estado de la infraestructura deportiva, especialmente la del estadio José María Minella, sede del Torneo de Fútbol de Verano que comenzará mañana. "Encontramos hasta ocupas viviendo en una de las boleterías", denunciaron las nuevas autoridades.
El inventario de problemas detectados en el tótem deportivo de la ciudad incluye torres de iluminación repletas de óxido, luminarias flojas, la erosión de todo el cerco perimetral de la cancha, alambres sueltos, cables colgando y agujeros en la estructura de hierro por falta de mantenimiento. En gran parte del estadio no se ha dado una mano de pintura desde los Juegos Panamericanos de 1995: un suerte de festín para la corrosión en una ciudad marítima.
El primero que advirtió sobre el asunto fue el nuevo presidente del Ente Municipal de Deportes (Emder), Guillermo Volponi. Sin rodeos, dijo que se había encontrado con un estado general de "abandono". Volponi se quejó por el deterioro general del predio y por los daños en la estructura e instalaciones de este estadio de fútbol construido para el Mundial 78. "El estadio no se va a venir abajo ni mucho menos, pero lo cierto es que en 20 años no se hizo casi nada, y hoy lo que mejor está es el pasto", graficó a La Nacion.
Hay grietas con yuyos que brotan del hormigón detrás de la popular sur. Y hay vigas con caída de mampostería y hierros a la vista detrás de la cabecera norte. Aunque en el caso de esta tribuna, lo que más llamó la atención fue encontrar gente viviendo en una boletería de ese sector. "Tenemos que trabajar en una solución habitacional, para poder poner en marcha un evento deportivo de esta magnitud", explicaron desde la comuna, preocupados por el estado general de la infraestructura global, en primera medida. Y dispuestos a encontrar soluciones rápidas para transformar la profunda crisis, en segundo término.

 
Foto: LA NACION  / Mauro V. Rizzi

Las nuevas autoridades marplatenses organizaron hace unos días una recorrida por el lugar con concejales del oficialismo y de la oposición, para visibilizar el cuadro de situación. Y el asunto encendió la alarma de cara al fútbol de verano, que tendrá una grilla de 11 partidos en 19 días, incluido el Superclásico del sábado 23. En la presentación del torneo, que se realizó el miércoles pasado en un hotel céntrico, los responsables dejaron en claro que los partidos no corren peligro, porque el estado del campo de juego es bueno. Durante la última semana se trabajó sobre el césped con una máquina descompactadora enviada desde La Plata, para mejorar la aireación y la filtración de agua.
El césped ha logrado resistir dignamente el clima de la ciudad y los partidos habituales de los tres equipos locales que juegan durante todo el año, Aldosivi, Alvarado y Unión. Incluso superó sin mayores inconvenientes el recital de La Renga que se realizó ahce un mes con 40 mil espectadores. Pero de la línea de cal para afuera, el panorama es muy distinto. Con el reloj de arena en marcha de cara al primer partido entre San Lorenzo e Independiente, se realizan trabajos para mejorar un poco el aspecto de las instalaciones: algo de pintura en la zona del estacionamiento, limpieza de la fosa perimetral, cambio de algunas butacas y mejoras en las cabinas de transmisión.
El estadio no escapa a una lógica muy habitual en la ciudad: una mano de pintura cuando llega el verano, y casi nada de mantenimiento el resto del año. "El estado del Minella es responsabilidad de nosotros como funcionarios, y de los ciudadanos que deben reclamar para que no se llegue a esta situación. Es una construcción hermosa y de estilo moderno, pero completamente deslucida y con una serie de patologías complejas que hay que solucionar en el corto plazo", explicó Volponi.

 
Foto: LA NACION  / Mauro V. Rizzi

La inercia invierno-verano ha afectado a la estructura misma de la construcción. Los tensores que sostienen la cubierta de la platea techada, al igual que la propia tribuna en su parte posterior, están cubiertos de óxido y moho. Y las placas del techo, que no fueron reemplazadas desde su inauguración en mayo de 1978, han cumplido de sobra su vida útil y presentan goteras, fisuras y riesgo de voladura en algunos sectores.
Desde la gestión anterior -alineada con el kirchnerismo durante su gobierno-, salieron al cruce de este diagnóstico lapidario y defendieron la inversión en infraestructura deportiva realizada hasta el 10 de diciembre pasado. En el nuevo oficialismo, que llegó al poder con Cambiemos, elogiaron los polideportivos instalados en los barrios más humildes, y celebraron la reciente construcción del nuevo Centro Municipal de hockey. Pero insisten en que el estadio ha quedado al margen de las prioridades, a excepción de una remodelación de los vestuarios y el cambio de butacas de la platea techada.
Los proyectos para la puesta en valor del Minella incluyen conversaciones con distintas empresas para que oficien como main sponsors. Hay diálogo con al menos seis firmas dispuestas a brindar socorro financiero a cambio de publicidad, sin que esto implique un cambio de nombre. El plan más ambicioso -para el que ya se han encargado presupuestos a estudios importantes- incluye techarlo por completo como el estadio Ciudad de La Plata, para que pueda ser utilizado durante el invierno en recitales y espectáculos similares. Otra iniciativa en estudio podría generar más rechazo que simpatía: enrejar por completo el predio de deportes utilizado por cientos de personas cada día para pasear o hacer ejercicios.

Postales de un escenario descuidado

Apenas una muestra de cómo está y de cuánto falta: torres de iluminación con óxido, luminarias flojas, corrosión de todo el cerco perimetral de la cancha, alambres sueltos, cables colgando, agujeros en la estructura de hierro por falta de mantenimiento... Todavía más: grietas con yuyos que brotan del hormigón detrás de la popular sur, vigas con caída de mampostería e hierros detrás de la cabecera norte. Y lo más triste: gente viviendo debajo de una boletería..

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