LA MARCHA GORILA FUE UN MAMARRACHO.
AVANTI.
Marcela.
Hacía tiempo que la señora no me encargaba un trabajo tan fácil y, al mismo tiempo, tan gratificante: me pidió un informe completo sobre la marcha de anteanoche.
Sí, fue re fácil. Eran tan pocos los que protestaban que hasta podía haberlos contado uno por uno. Además, todos estos garcas son muy obvios y tardé 10 minutos en descular cómo se organizaron. Y fue gratificante porque me dio la oportunidad de lucirme con un informe que, modestia aparte, creo que es un gran compendio de reflexiones de hondo contenido sociológico, filosófico y político.
Pero no me demoro más. He aquí el documento testimonial que le presenté a la señora.
- Primera conclusión. Fue una movilización modesta, de 4000 o 5000 tipos. Con toda la furia, 20.000. Nunca más de 50.000. (A propósito, propongo barrer a la cúpula de la Policía Federal: ¡cómo vamos a permitir que se haya filtrado la estimación de que había 200.000 personas! Y propongo barrer también a Nora Veiras y a Horacio González, dos puntales del relato, por haber dicho que la movilización había sido "importante".) Eran pocos, pero iban y venían para dar la impresión de que eran más. Y como tienen plata, contrataron empresas especializadas en delivery de manifestantes: te llevan gente donde vos le pidas. No vi camiones, pero sí ómnibus de tres pisos, súper lujosos, que iban recogiendo personas por todo Barrio Norte. Y nada del chori y la Coca, por supuesto: el catering era sushi con champagne.
- Segunda. De espontánea la protesta no tuvo nada. En una práctica detestable, constituyeron un verdadero ejército a sueldo en las redes sociales. Nuestro propio ejército de blogueros, que no es inferior ni está menos retribuido, no dio abasto para neutralizar esa invasión.
- Tercera. No hay de qué preocuparse porque vi deambular por las calles a esas ovejas opositoras sin un solo pastor que las guiara. El contraste es brutal, señora. Nosotros vamos a un acto y nos llevamos la música de sus palabras. Ellos no escuchan otra cosa que el ruido de las cacerolas.
- Cuarta. Fue una genialidad que usted hablara en San Juan y nos mostrara en la pantalla de la TV una cría de chanchitos justo cuando se desarrollaba la marcha. Los buenos telespectadores, como los buenos comensales, saben con qué cerdos quedarse.
- Quinta. Otra gran idea fue dejar que sólo TN transmitiera en vivo las movilizaciones. Y que C5N hiciera planos de calles semivacías y no de plazas llenas. Eso es ofrecerle a la gente una pluralidad de opciones.
- Sexta. Algo falló en nuestra organización, porque mientras usted les hablaba a unos cientos de personas, la versión sanjuanina de la protesta nacional reunía a 10.000 en una plaza. Duro con el gobernador Gioja, señora: esas cosas no nos pueden pasar.
- Séptima. Qué lástima que esa noche usted tardara en volver a Olivos. ¡No sabe la multitud que estaba esperándola en la puerta de la residencia para aclamarla! Un consejo: afloje con la humildad y el bajo perfil.
- Octava. Nosotros sospechábamos que se trataba de una marcha golpista, y pude comprobar que efectivamente fue así. Todas las consignas eran destituyentes: "¡Más libertad! ¡Más seguridad! ¡Menos inflación! ¡Menos corrupción!"
- Novena. Usted le advirtió a la gente que debía tenerle "un poquito de miedo", y la respuesta fue que la gente salió sin ningún temor a las calles a protestar. Por eso, le doy otro consejo: afloje con los "poquitos", meta miedo de verdad. Amenace con que no se va a poder comprar un dólar, con cerrar las importaciones, con no dejar viajar a nadie al exterior, con convertir a la AFIP en el principal organismo de espionaje del país. Amenace con nacionalizaciones, expropiaciones e intervenciones. Con darles fondos para pagar los sueldos y hacer obras sólo a los gobernadores e intendentes que se inclinen ante sus pies. Con cadenas nacionales para cualquier cosa y justo a la hora de Tinelli. Con dar aumentos de asignaciones familiares que cuando se hacen bien las cuentas terminan siendo un descuento. Y la peor amenaza de todas: dígales que si la siguen molestando se va a cansar, va a dar un portazo y los va a dejar con Boudou.
Ahora también me permito darles un consejo a los que salieron a protestar: che, no jodan; si la amenaza es Boudou, vuelvan a sus casas.
- Décima. Mi última conclusión, señora, es que esta baratija de protesta -sin líderes, sin respaldo, sin organizaciones políticas detrás, sin cobertura en la televisión y sin fuerza siquiera para romper un vidrio, tirar un petardo, dar vuelta un auto o quemar algún neumático-, esta marchita de cuarta lo que se merece es una respuesta ejemplificadora. Una gran marcha K.
Sí, confrontemos, midamos fuerzas: militantes a sueldo contra espontáneos; todos nuestros canales contra TN; Puerto Madero contra Barrio Norte; un discurso florido por cadena contra la cadena de cacerolas. Señora, tenemos que darles su merecido. No dejemos que nos mojen la oreja. No dejemos que nos ganen la calle. Contraataquemos. Porque yo estuve ahí, señora, y se lo puedo asegurar: eran poquísimos y no representaban a nadie, pero parecían millones y estaban enojados. Muy enojados...
vIA FACEBOOK
AVANTI.
Marcela.
Hacía tiempo que la señora no me encargaba un trabajo tan fácil y, al mismo tiempo, tan gratificante: me pidió un informe completo sobre la marcha de anteanoche.
Sí, fue re fácil. Eran tan pocos los que protestaban que hasta podía haberlos contado uno por uno. Además, todos estos garcas son muy obvios y tardé 10 minutos en descular cómo se organizaron. Y fue gratificante porque me dio la oportunidad de lucirme con un informe que, modestia aparte, creo que es un gran compendio de reflexiones de hondo contenido sociológico, filosófico y político.
Pero no me demoro más. He aquí el documento testimonial que le presenté a la señora.
- Primera conclusión. Fue una movilización modesta, de 4000 o 5000 tipos. Con toda la furia, 20.000. Nunca más de 50.000. (A propósito, propongo barrer a la cúpula de la Policía Federal: ¡cómo vamos a permitir que se haya filtrado la estimación de que había 200.000 personas! Y propongo barrer también a Nora Veiras y a Horacio González, dos puntales del relato, por haber dicho que la movilización había sido "importante".) Eran pocos, pero iban y venían para dar la impresión de que eran más. Y como tienen plata, contrataron empresas especializadas en delivery de manifestantes: te llevan gente donde vos le pidas. No vi camiones, pero sí ómnibus de tres pisos, súper lujosos, que iban recogiendo personas por todo Barrio Norte. Y nada del chori y la Coca, por supuesto: el catering era sushi con champagne.
- Segunda. De espontánea la protesta no tuvo nada. En una práctica detestable, constituyeron un verdadero ejército a sueldo en las redes sociales. Nuestro propio ejército de blogueros, que no es inferior ni está menos retribuido, no dio abasto para neutralizar esa invasión.
- Tercera. No hay de qué preocuparse porque vi deambular por las calles a esas ovejas opositoras sin un solo pastor que las guiara. El contraste es brutal, señora. Nosotros vamos a un acto y nos llevamos la música de sus palabras. Ellos no escuchan otra cosa que el ruido de las cacerolas.
- Cuarta. Fue una genialidad que usted hablara en San Juan y nos mostrara en la pantalla de la TV una cría de chanchitos justo cuando se desarrollaba la marcha. Los buenos telespectadores, como los buenos comensales, saben con qué cerdos quedarse.
- Quinta. Otra gran idea fue dejar que sólo TN transmitiera en vivo las movilizaciones. Y que C5N hiciera planos de calles semivacías y no de plazas llenas. Eso es ofrecerle a la gente una pluralidad de opciones.
- Sexta. Algo falló en nuestra organización, porque mientras usted les hablaba a unos cientos de personas, la versión sanjuanina de la protesta nacional reunía a 10.000 en una plaza. Duro con el gobernador Gioja, señora: esas cosas no nos pueden pasar.
- Séptima. Qué lástima que esa noche usted tardara en volver a Olivos. ¡No sabe la multitud que estaba esperándola en la puerta de la residencia para aclamarla! Un consejo: afloje con la humildad y el bajo perfil.
- Octava. Nosotros sospechábamos que se trataba de una marcha golpista, y pude comprobar que efectivamente fue así. Todas las consignas eran destituyentes: "¡Más libertad! ¡Más seguridad! ¡Menos inflación! ¡Menos corrupción!"
- Novena. Usted le advirtió a la gente que debía tenerle "un poquito de miedo", y la respuesta fue que la gente salió sin ningún temor a las calles a protestar. Por eso, le doy otro consejo: afloje con los "poquitos", meta miedo de verdad. Amenace con que no se va a poder comprar un dólar, con cerrar las importaciones, con no dejar viajar a nadie al exterior, con convertir a la AFIP en el principal organismo de espionaje del país. Amenace con nacionalizaciones, expropiaciones e intervenciones. Con darles fondos para pagar los sueldos y hacer obras sólo a los gobernadores e intendentes que se inclinen ante sus pies. Con cadenas nacionales para cualquier cosa y justo a la hora de Tinelli. Con dar aumentos de asignaciones familiares que cuando se hacen bien las cuentas terminan siendo un descuento. Y la peor amenaza de todas: dígales que si la siguen molestando se va a cansar, va a dar un portazo y los va a dejar con Boudou.
Ahora también me permito darles un consejo a los que salieron a protestar: che, no jodan; si la amenaza es Boudou, vuelvan a sus casas.
- Décima. Mi última conclusión, señora, es que esta baratija de protesta -sin líderes, sin respaldo, sin organizaciones políticas detrás, sin cobertura en la televisión y sin fuerza siquiera para romper un vidrio, tirar un petardo, dar vuelta un auto o quemar algún neumático-, esta marchita de cuarta lo que se merece es una respuesta ejemplificadora. Una gran marcha K.
Sí, confrontemos, midamos fuerzas: militantes a sueldo contra espontáneos; todos nuestros canales contra TN; Puerto Madero contra Barrio Norte; un discurso florido por cadena contra la cadena de cacerolas. Señora, tenemos que darles su merecido. No dejemos que nos mojen la oreja. No dejemos que nos ganen la calle. Contraataquemos. Porque yo estuve ahí, señora, y se lo puedo asegurar: eran poquísimos y no representaban a nadie, pero parecían millones y estaban enojados. Muy enojados...
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